Un Modelo para Armar
También dijo que estas alzas no iban a impactar en la inflación: Aceptó que "algo va a repercutir, pero no será un impacto severo". La inflación de 2010, "no va a explotar por estos aumentos", ya que México no se encuentra en el esquema de inflaciones de 60% ó 70% de los años ochentas”. Pensé que mientras los verdaderos políticos se escondían, incluido el Presidente quien pospuso una ineludible conferencia de prensa programada para el 2 de enero. Los Secretarios de Hacienda, de Economía, de Energía, los presidente del Senado y de la Cámara de diputados utilizaron la táctica del avestruz: meter la cabeza en un agujero y dejar el cuerpo expuesto, por decirlo elegantemente. Pero mandaron a aclarar lo inaclarable al Sr. Mercado. ¿Dónde habría estado de vacaciones?
Esto me llevó a los años del terremoto de 1985. En esa época escribía para una revista financiera cuyos dueños son los mismos que los accionistas de Radio Centro. Mi oficina estaba en el piso 21, en un edificio sobre Paseo de la Reforma. Ese día que se sacudió al Cd de México, y nadie entendía a ciencia cierta el alcance de lo ocurrrido, llegue a “trabajar” al medio día, aturdido, y como no funcionaba el elevador me subí por las escaleras. Parecíamos hormigas, unas subiendo y otras bajando, en fila india.
Lo que vi me impactó. Mi oficina daba a Reforma y la ciudad parecía como bombardeada. Columnas de humo aquí y allá, asoladas las calles, ulular de sirenas, ni radio ni televisión. Mi librero volcado sobre el escritorio y mi máquina de escribir en el suelo. Pero este recuerdo me alcanzó al leer lo comentado por Luis Enrique a un curtido periodista de El Universal. O sea “se puso a modo”. Poco antes del terremoto yo había escrito un artículo que titulé “La economía mexicana: Un modelo para armar”.
No recuerdo bien, estamos hablando del ’85, con Miguel de la Madrid como presidente. Mi artículo lo tenía en la mano el dueño de la revista, en la sala de juntas, y cuando acudí a la reunión convocada apresuradamente por él minutos antes, al abrir la puerta y justo enfrente, sentado del otro lado de una mesa alargada me topé con la cara sonriente y expectante al ahora sub coordinador panista. Zacatecano, periodista, ex reportero de El Universal, ex director de su sección financiera, ex director y fundador del diario El Economista, ex muchas cosas, incluso economista autodidacta como él se define así mismo y ahora convertido en vocero de avestruces. Político.
Bueno, él ya lo había leído, al parecer concienzudamente, lo que sería el artículo de portada del siguiente mes, como diez cuartillas con cuadros y gráficas. Sobre la mesa estaba el boceto de la portada, un Rubik's Cub, cubo de Rubik. Se le conoce también como cubo mágico. “Que buena idea” pensé. Pero a continuación me pregunté “¿qué hace él aquí? El dueño me lo presentó, ya lo había visto porque yo también trabajé un tiempo en El Universal, en la sección internacional. “Mucho gusto”, nos dimos la mano. A continuación me felicitó por el escrito y me preguntó qué cómo se me había ocurrido. Me volví hacia el dueño. Subí los hombros y las cejas. “No sé”, gesticulé. ¿Lo habían llamado para estar seguros de que lo que redacté era coherente? Nunca supe.
El modelo para armar que era la política económica del presidente de la Madrid, se ha transformado al paso del tiempo y de los presidentes priístas y panistas en un “abigarrado transformer” que aparece ante nosotros como inarmable, irrealizable, inalcanzable, sin instrucciones, sin modo de uso. ¿Qué afirmaba del modelo para armar que constituía la política económica de 1985?. Lo mismo que diría ahora. Pero la diferencia es que había sólo un partido político, en la Cámara de diputados y en la de Senadores. Todos los dirigentes alababan a un sólo hombre.
El destino del país lo dictaba él. Las decisiones se aprobaban por unanimidad. La inflación llegó a dos y luego a tres dígitos. Llamaba a “pactos de solidaridad” que no funcionaban. El país era un desastre. Ahora el modelo para armar, sin instrucciones tampoco, incluye muchas piezas obsoletas, otras que no corresponden, unas más de modelos más avanzados, de varios colores, texturas y tamaños. Muchas alternativas de gobierno, de partidos, incluye piezas de la política y de la economía. Hay una sociedad más avezada, hay una diferente manera de control de los medios y de ejercer la libertad de expresión, pero hay una constante: tanto la pobreza como la acumulación de la riqueza son mayores. Los capitales han crecido, los monopolios se han fortalecido y los intereses particulares se han salido de control. La corrupción se ha ennoblecido. Hay una guerra interna. Existen zonas con gobiernos propios al margen institucional. Se habla de ingobernabilidad igual que con de la Madrid, pero no se decía. También se dieron crecimientos de la economía negativos. Se dio el lujo ese presidente calificado como honesto pero “gris”, de rechazar ayuda internacional después del terrible terremoto del ’85. Podíamos solos, decía. ¿Y ahora? Seguimos en el desastre, con piezas regadas por todos lados.
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