Me vale madres...!
Veniamos oyendo las noticas en la radio del auto. "Como cada vez serán menos los ingresos petroleros, urge una reforma fiscal...!", comentó el periodista. "¿Y a dónde se ha ido todo ese dinero?", preguntó mi mujer. Inmediatamente me vino a la mente un cartón de Naranjo, publicado o en La Jornada o en la revista Proceso, entre 1980 y 1981: aparece López Portillo disfrazado de charro, botas, sombrero, botas, gandes bigotes y todo, con un pie sobre un barrill volcado derramando petróleo, y empinándose una botella que decía exactamente eso, "petróleo", como borracho: "¡Me vale madres!", decía. Y si no lo afirmaba, así creo recordarlo, que me perdone Naranjo y sus seguidores, entre los que yo me encuentro.
Mi mente de economista respondió: En obras de infraestructura, caminos, carreteras, obras hidráulicas, electrticidad, drenaje, industria, servicios; en desarrollo económico, en crecimiento. "Mmmmm", respondió. "Pero ahora vamos a importarlo, de dónde va a salir el dinero?". Me callé, me dediqué a escuchar y a conducir. Y a pensar. Ahora vamos a tener que sostener al país entre todos, no nadamás de lo que nos regaló la madre natura. ¿Será ésta tan veleidosa que ya nos castigó dejándonos sin petróleo, sólo un poco aquí y otro poco allá, en fondos marinos inalcanzables?.
¿Cuánto nos ha costado construir este país? Habría que hacer la suma desde la inversión originaria que hicieron los nativos de estas tierras. Bastante en recursos humanos gran parte esclavos, como para levantar deslumbrantes ciudades, milagrosos monumentos a sus deidades, pirámides grandiosas. Un mundo de piedra tallada y trasladada a pie de un lugar a otro. Un sinfín de recursos y tiempo. Creatividad y diseño. Inversión en obras de drenaje y acarreo de agua. Cultivos, crianza de pequeños animales domesticados, producción de instrumentos para la caza, la pesca y la recolección. Casas habitación, refugios, murallas para protegerse de los enemigos. Significó además la acumulación de excedentes para la creación, manutención y armado de ejércitos conquistadores, castas religiosas, "científicos", reyes, prínciples y gobernantes. La vida dentro del presupuesto.
Para luego hechar todo a la borda. Esas ciudades que impactaron a los conquistadores fueron después arrasadas. La inversión se tiró a la basura. Ellos, los españoles, utilizaron mucho del material destruido para edificar y rediseñar sobre lo que quedó en ruinas, nuevas obras y ciudades, distintas, a sus usos y maneras, lo que requirió ingentes cantidades de recursos físicos, humanos y monetarios. Nuevamente la mano de obra esclava cargó sobre sus espaldas esos caprichos de destrucción y reconstrucción humana.
Siglos pasaron en los que se montó y desmontó el mismo escenario. Se volvía a arrasar con ciudades entereas, pueblos, campos labrados, bosques, selvas y animales, todo. Nuevos muertos, nuevos vivos, nuevas inversiones, nuevas ciudades, avenidas, palacios, iglesias. Otras clases gobernantes llegaban y otras se iban, nuevas iglesias, más ejércitos, armamentos modernos. Nuevas tecnologías. Nuevas inversiones cuyos ingresos fueron obtenidos de la venta al exterior de recursos naturales. Minas, oro, plata, bosques, madera. Después nuevas luchas intestinas y de independencia volvieron a deshacer lo edificado. Nuevas visiones del mundo se impusieron. Esas inversiones y recursos volvieron a desaparecer, aquí y allá, también a las metrópolis les había ido mal. Las guerras entre ellos los destruyó.
La revolución y el reparto agrario hicieron posible dotar de algo a campesinos y trabajadores de las ciudades. Nuevas inversiones se requrieron. Ahora la explotación no venía nadamás de afuera sino que se impulsó una nueva clase política nativa que configuró otra nación. Se invirtió en ella nuevamente recursos que salieron de los mismo lugares, se explotaron nuevamente a los nativos, a criollos y mestizos, que aunque se les dotó de nuevos derechos, igualdad ante la ley, derecho al trabajo, a la salud, a la vivienda, a una mejor forma de vida con la condición de que volvieran a solidarizarse con la construcción de esta nueva patria. Post revolucionaria, propia, independiente, generosa.
Esta novedosa forma de vida en libertad requirió nuevamente incalculables recursos físicos. ¿De dónde volvieron a salir? No había de otra. De las minas, ahora diversificadas, del petróleo, ahora propiedad de la nación, de los bosques y selvas, propiedad también de la nación pero dadas en usufruto a campesinos, comuneros, ejidatarios y a empresarios. De la producción de la nueva clase obrera en nuevas industrias. Del capitalismo pura y llanamente. Desapareció la casta real, pero se instauró otra, y luego otra; se separó a la iglesia de las decisiones políticas y se les confiscaron tierras y propiedades. Se quedó con los milagros y el usufructo de las imágenes, pasó a formar parte paralela del Estado, al margen de la decisiones terrenales. Se copiaron modelos hechos en otros países y trataron de adaptarse a las circunstancia y realidad del nuestro. La naturaleza siguió siendo generosa y estuvo detrás de las nuevas inversiones en la creación de un México más moderno. Pobre pero del primer mundo.
El petróleo se explotó en la República Mexicana desde finales del siglo XIX. Tuvo su auge de mediados hasta finales del siglo XX. Sirvió para fundamentar lo que tenemos ahora. El petróleo aportó según el gobernante y la clase política de cada época, la totalidad o parte importante del presupuesto de ingresos y del gasto del país. Poco a poco, confome se han venido agotando los mantos petroleros, o se fue haciendo más costoso extraerlo de la tierra o de las plataformas marítimas, los ingresos petroleros fueron disminuyendo como porcentaje del presupuesto total. Los políticos estaban convencidos al igual que los grandes capitales criollos y extranjeros, que esa riqueza continuaría sostenteniendo al país indefinidamente, a la clase gobernante, al ejercito, a las instituciones públicas y privadas, y permitirles más allá de la acumulación originaria, la cración de monopolios y la formación, como absceso, de un pequenísimo puñado de multimilllonarios en dólares, envidiados incluso por grandes capitalistas de metrópolis occidentales, asíaticas y del oriente medio. Los monopolios habían trepado por encima de los intereses nacionales y de los ciudadanos.
Fuimos capaces de volver a contruir sobre nuevas bases físicas y tecnológicas lo que alguna vez levantaron los originales de estas tierras. Sobrevivimos a la destrucción y a la reconstrucción, siempre sobre nuevas tendencias e ideologías. Convencimos a la misma clase esclava (ahora denominada en una terminología extraña, en pobreza extrema o pobreza simplemente, o precaria, o al margen de la modernidad) de que siguiera aportando al desarrollo nacional con la falacia de la independiencia, la revolución, la seguridad, la creación de empleos, la educación, los pisos de cemento, el agua potable, caminos y un mejor modelo de vida.
"Ahora si nos vamos a topar con la realidad", dije en voz alta. ¿Y la riqueza petrolera? Imaginate que todos esos recursos de las exportaciones de crudos desde López Portillo a la fecha, y del cobro derechos públicos, de la gasolina nacional e importada se canalizaron por un gran drenaje, en forma de presupuesto, hacia toda la economía, pero claro, hay que entender que hay diques, que todo ducto puede tener pequeñas fugas, se reparaban pero se volvían a estropear. Se oxidaban o simplemnete se les hacía un pequeño hoyito. También hubo grandes fugas, las hay todavía, no todo llegó a quien debería haber llegado, mucho se quedó en el camino, o se despilfarró como el agua, o como el mismo petróleo, ya ves que de repente aparecen tomas clandestinas...No todo se fue a la inversión y sustento del país.
A continuación oímos un anuncio radiofónico del gobierno federal en el que se hablaba de la transparencia y del acceso a la información por internet. "También en eso", dije. En promoción, publicidad, control político, clientelismo, elecciones, enriquecimiento ilícito, el país se fue partiendo en grandes, medianos y pequeños pedazos de un pastel. Hasta llegar a las migajas. Ahora estamos llegando a una especie de abismo, de camino sin retorno. No hay para dónde hacerse.
¿Qué tenemos de nuevo? De dónde saldrán los nuevos recursos que el país necesitará?. ¿Los empleos, las nuevas inversiones? ¿Dónde podemos recortar y de dónde podemos sumar? Del 100% del prsupuesto, más o menos la mitad se destina a quien no produce, o sea se dirige a sostener a todos aquéllos y aquéllas que se dicen a nuestro servicio. O viven de representarnos aparentemente. Vivien de la administración pública, los burócratas federales, estatales y municipales, reciben su sueldo por administrarnos, cuidarnos y vigilar de intrusos el territorio nacional, otros viven de cuidarse unos a otros. Sobre esa gran capa de mexicanos hay otra todavía más costosa. Los que usan el presupuesto en su favor, para alcanzar el poder político y económico. Ahí está los líderes, desde el presidente, los secretarios de estado, los gobernadores, presidentes municipales, senadores, diputados, partidos poíticos, sus líderes, las insituciones que como el IFE les garanticen el monopolio del acceso al poder. No sé en cuánto se debe estimar ese gasto, pero te prometo hacer una cuenta.
El negocio del control político es muy importante, deja grandes dividendos, pero implica grandes gastos. Súmale: droga, ambulantes, sindicatos, campesinos, pobres, viejitos, televisoras, periódicos y medios de comunicación, escuelas, maestros, trabajadores petroleros, electricistas, salud, vivienda. Imagínate una reforma política, económica y fiscal que descubrirera todo ese muladar de intereses cruzados que impiden la transparencia de los gastos y las inversiones. El presupuesto, los gobernadores preciosos y guapos, los anuncios, su imagen, ahora a los políticos y sus patrocinadores les ha dado por envolverse como productos... ¡
Al final, no hay de otra: de los impuestos no nos salvamos, esa será la base de la tan cacareada reforma fiscal. La cobija tendrá que cubrirnos a todos, aunque como nos dice la histroria unos saldrán mejor librados que otros, o mejor cobijados... de una nueva reforma fiscal. Diputados, senadores, partidos, gobernadores, gobierno federal, defienden su trozo de pastel y se defienden a sí mismos. Es mu difícil que al ciudadano común y corriente, aún perteneciendo a algún partido o agrupación social que los utiliza como carne de cañón, no se les cargue la mano a la hora de partir y luego repartir ese famoso pastel. La clase política se ataca entre ellos, agreden al presidente por las alzas, pero éste los contraataca y critica la opacidad. Son obuses de gran calibre. Son sólo los escarceos. Los rounds de sombra.
Mi mente de economista respondió: En obras de infraestructura, caminos, carreteras, obras hidráulicas, electrticidad, drenaje, industria, servicios; en desarrollo económico, en crecimiento. "Mmmmm", respondió. "Pero ahora vamos a importarlo, de dónde va a salir el dinero?". Me callé, me dediqué a escuchar y a conducir. Y a pensar. Ahora vamos a tener que sostener al país entre todos, no nadamás de lo que nos regaló la madre natura. ¿Será ésta tan veleidosa que ya nos castigó dejándonos sin petróleo, sólo un poco aquí y otro poco allá, en fondos marinos inalcanzables?.
¿Cuánto nos ha costado construir este país? Habría que hacer la suma desde la inversión originaria que hicieron los nativos de estas tierras. Bastante en recursos humanos gran parte esclavos, como para levantar deslumbrantes ciudades, milagrosos monumentos a sus deidades, pirámides grandiosas. Un mundo de piedra tallada y trasladada a pie de un lugar a otro. Un sinfín de recursos y tiempo. Creatividad y diseño. Inversión en obras de drenaje y acarreo de agua. Cultivos, crianza de pequeños animales domesticados, producción de instrumentos para la caza, la pesca y la recolección. Casas habitación, refugios, murallas para protegerse de los enemigos. Significó además la acumulación de excedentes para la creación, manutención y armado de ejércitos conquistadores, castas religiosas, "científicos", reyes, prínciples y gobernantes. La vida dentro del presupuesto.
Para luego hechar todo a la borda. Esas ciudades que impactaron a los conquistadores fueron después arrasadas. La inversión se tiró a la basura. Ellos, los españoles, utilizaron mucho del material destruido para edificar y rediseñar sobre lo que quedó en ruinas, nuevas obras y ciudades, distintas, a sus usos y maneras, lo que requirió ingentes cantidades de recursos físicos, humanos y monetarios. Nuevamente la mano de obra esclava cargó sobre sus espaldas esos caprichos de destrucción y reconstrucción humana.
Siglos pasaron en los que se montó y desmontó el mismo escenario. Se volvía a arrasar con ciudades entereas, pueblos, campos labrados, bosques, selvas y animales, todo. Nuevos muertos, nuevos vivos, nuevas inversiones, nuevas ciudades, avenidas, palacios, iglesias. Otras clases gobernantes llegaban y otras se iban, nuevas iglesias, más ejércitos, armamentos modernos. Nuevas tecnologías. Nuevas inversiones cuyos ingresos fueron obtenidos de la venta al exterior de recursos naturales. Minas, oro, plata, bosques, madera. Después nuevas luchas intestinas y de independencia volvieron a deshacer lo edificado. Nuevas visiones del mundo se impusieron. Esas inversiones y recursos volvieron a desaparecer, aquí y allá, también a las metrópolis les había ido mal. Las guerras entre ellos los destruyó.
La revolución y el reparto agrario hicieron posible dotar de algo a campesinos y trabajadores de las ciudades. Nuevas inversiones se requrieron. Ahora la explotación no venía nadamás de afuera sino que se impulsó una nueva clase política nativa que configuró otra nación. Se invirtió en ella nuevamente recursos que salieron de los mismo lugares, se explotaron nuevamente a los nativos, a criollos y mestizos, que aunque se les dotó de nuevos derechos, igualdad ante la ley, derecho al trabajo, a la salud, a la vivienda, a una mejor forma de vida con la condición de que volvieran a solidarizarse con la construcción de esta nueva patria. Post revolucionaria, propia, independiente, generosa.
Esta novedosa forma de vida en libertad requirió nuevamente incalculables recursos físicos. ¿De dónde volvieron a salir? No había de otra. De las minas, ahora diversificadas, del petróleo, ahora propiedad de la nación, de los bosques y selvas, propiedad también de la nación pero dadas en usufruto a campesinos, comuneros, ejidatarios y a empresarios. De la producción de la nueva clase obrera en nuevas industrias. Del capitalismo pura y llanamente. Desapareció la casta real, pero se instauró otra, y luego otra; se separó a la iglesia de las decisiones políticas y se les confiscaron tierras y propiedades. Se quedó con los milagros y el usufructo de las imágenes, pasó a formar parte paralela del Estado, al margen de la decisiones terrenales. Se copiaron modelos hechos en otros países y trataron de adaptarse a las circunstancia y realidad del nuestro. La naturaleza siguió siendo generosa y estuvo detrás de las nuevas inversiones en la creación de un México más moderno. Pobre pero del primer mundo.
El petróleo se explotó en la República Mexicana desde finales del siglo XIX. Tuvo su auge de mediados hasta finales del siglo XX. Sirvió para fundamentar lo que tenemos ahora. El petróleo aportó según el gobernante y la clase política de cada época, la totalidad o parte importante del presupuesto de ingresos y del gasto del país. Poco a poco, confome se han venido agotando los mantos petroleros, o se fue haciendo más costoso extraerlo de la tierra o de las plataformas marítimas, los ingresos petroleros fueron disminuyendo como porcentaje del presupuesto total. Los políticos estaban convencidos al igual que los grandes capitales criollos y extranjeros, que esa riqueza continuaría sostenteniendo al país indefinidamente, a la clase gobernante, al ejercito, a las instituciones públicas y privadas, y permitirles más allá de la acumulación originaria, la cración de monopolios y la formación, como absceso, de un pequenísimo puñado de multimilllonarios en dólares, envidiados incluso por grandes capitalistas de metrópolis occidentales, asíaticas y del oriente medio. Los monopolios habían trepado por encima de los intereses nacionales y de los ciudadanos.
Fuimos capaces de volver a contruir sobre nuevas bases físicas y tecnológicas lo que alguna vez levantaron los originales de estas tierras. Sobrevivimos a la destrucción y a la reconstrucción, siempre sobre nuevas tendencias e ideologías. Convencimos a la misma clase esclava (ahora denominada en una terminología extraña, en pobreza extrema o pobreza simplemente, o precaria, o al margen de la modernidad) de que siguiera aportando al desarrollo nacional con la falacia de la independiencia, la revolución, la seguridad, la creación de empleos, la educación, los pisos de cemento, el agua potable, caminos y un mejor modelo de vida.
"Ahora si nos vamos a topar con la realidad", dije en voz alta. ¿Y la riqueza petrolera? Imaginate que todos esos recursos de las exportaciones de crudos desde López Portillo a la fecha, y del cobro derechos públicos, de la gasolina nacional e importada se canalizaron por un gran drenaje, en forma de presupuesto, hacia toda la economía, pero claro, hay que entender que hay diques, que todo ducto puede tener pequeñas fugas, se reparaban pero se volvían a estropear. Se oxidaban o simplemnete se les hacía un pequeño hoyito. También hubo grandes fugas, las hay todavía, no todo llegó a quien debería haber llegado, mucho se quedó en el camino, o se despilfarró como el agua, o como el mismo petróleo, ya ves que de repente aparecen tomas clandestinas...No todo se fue a la inversión y sustento del país.
A continuación oímos un anuncio radiofónico del gobierno federal en el que se hablaba de la transparencia y del acceso a la información por internet. "También en eso", dije. En promoción, publicidad, control político, clientelismo, elecciones, enriquecimiento ilícito, el país se fue partiendo en grandes, medianos y pequeños pedazos de un pastel. Hasta llegar a las migajas. Ahora estamos llegando a una especie de abismo, de camino sin retorno. No hay para dónde hacerse.
¿Qué tenemos de nuevo? De dónde saldrán los nuevos recursos que el país necesitará?. ¿Los empleos, las nuevas inversiones? ¿Dónde podemos recortar y de dónde podemos sumar? Del 100% del prsupuesto, más o menos la mitad se destina a quien no produce, o sea se dirige a sostener a todos aquéllos y aquéllas que se dicen a nuestro servicio. O viven de representarnos aparentemente. Vivien de la administración pública, los burócratas federales, estatales y municipales, reciben su sueldo por administrarnos, cuidarnos y vigilar de intrusos el territorio nacional, otros viven de cuidarse unos a otros. Sobre esa gran capa de mexicanos hay otra todavía más costosa. Los que usan el presupuesto en su favor, para alcanzar el poder político y económico. Ahí está los líderes, desde el presidente, los secretarios de estado, los gobernadores, presidentes municipales, senadores, diputados, partidos poíticos, sus líderes, las insituciones que como el IFE les garanticen el monopolio del acceso al poder. No sé en cuánto se debe estimar ese gasto, pero te prometo hacer una cuenta.
El negocio del control político es muy importante, deja grandes dividendos, pero implica grandes gastos. Súmale: droga, ambulantes, sindicatos, campesinos, pobres, viejitos, televisoras, periódicos y medios de comunicación, escuelas, maestros, trabajadores petroleros, electricistas, salud, vivienda. Imagínate una reforma política, económica y fiscal que descubrirera todo ese muladar de intereses cruzados que impiden la transparencia de los gastos y las inversiones. El presupuesto, los gobernadores preciosos y guapos, los anuncios, su imagen, ahora a los políticos y sus patrocinadores les ha dado por envolverse como productos... ¡
Al final, no hay de otra: de los impuestos no nos salvamos, esa será la base de la tan cacareada reforma fiscal. La cobija tendrá que cubrirnos a todos, aunque como nos dice la histroria unos saldrán mejor librados que otros, o mejor cobijados... de una nueva reforma fiscal. Diputados, senadores, partidos, gobernadores, gobierno federal, defienden su trozo de pastel y se defienden a sí mismos. Es mu difícil que al ciudadano común y corriente, aún perteneciendo a algún partido o agrupación social que los utiliza como carne de cañón, no se les cargue la mano a la hora de partir y luego repartir ese famoso pastel. La clase política se ataca entre ellos, agreden al presidente por las alzas, pero éste los contraataca y critica la opacidad. Son obuses de gran calibre. Son sólo los escarceos. Los rounds de sombra.
Muy bien tu texto sobre aquellas épocas lejanas y cercanas. Braco por tu blog. Un abrazo desde París helado.
ResponderEliminarEduardo
www.egarciaguilar.blogspot.com
Donde Eduardo, gracias. Aquí también nos estamos helando, creo que más que calentamiento global parecería que nos acercamos a otra era glaciar, ¿no?
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